La Sinagoga de Abadón

Recientemente he publicado mi primera novela, La Sinagoga de Abadón, que podéis adquirir aquí. Estar centrado en la publicación de esta novela, así como en otros proyectos, es el motivo por el cual Regnum Hispaniae no ha tenido mucha actividad últimamente. Retomaré los podcasts sobre la Historia de España tan pronto como me sea posible, ya que actualmente estoy muy centrado en la promoción de la novela. No obstante, dado que se trata de una novela de fantasía histórica ambientada en la España del siglo XIV, creo que en cierta medida también cumple la labor divulgativa que tiene como objetivo este espacio. Es más, muchas veces la literatura es mejor vehículo de difusión que los textos académicos, siempre que se haga con rigor histórico (como yo desde luego he procurado). Mi intención no es hablar aquí sobre la novela en sí, sino sobre la época en la que está ambientada y por qué me resultó una época atrayente para usarla como trasfondo histórico. Sin embargo, os dejo aquí la sinopsis para que tengáis una idea general sobre lo que voy a hablar.

Guerra, hambre, herejías por doquier… estamos en el siglo XIV y la cristiandad se desmorona. La civilización parece hundirse y todos cuestionan los pilares que la habían sustentado en medio de una gran mortandad provocada por la Peste Negra cuyo origen es desconocido y que muchos atribuyen a un castigo divino. Algunos se refugian en la fe, otros han optado por aferrarse a los placeres terrenales, perdida toda esperanza. Los hay también que han buscado caminos alternativos movidos por el tenue recuerdo de un pasado pagano ya olvidado o por el odio al orden social cristiano, culpando a los nobles, los reyes y a la misma Iglesia de sus sufrimientos.

En medio de ese mundo en ruinas, un monje combate incansablemente al Maligno. Onofre era hijo de un matrimonio burgués de Medina del Campo pero desde muy joven sintió la llamada de Dios. Vivía apacible en su monasterio, en San Pedro de Arlanza, hasta que una noche de tormenta llegó a su abadía un endemoniado y su vida cambió para siempre. Tras años luchando contra demonios, practicando exorcismos, limpiando lugares malditos y persiguiendo brujas, herejes, sectas satánicas y otros servidores del Maligno con el celo de un fanático católico; Onofre descubre que existe un poder en las sombras que lo domina todo y que el mundo no es como él se había imaginado. Descubre que hay una amenaza inminente que se cierne sobre todo el género humano y que está por encima de las disputas religiosas y políticas. Todo parece indicar que un siniestro grupo, conocido como La Sinagoga de Abadón, es la clave de las calamidades que están sucediendo y sólo él, con la ayuda de la gente adecuada, puede detenerlos. Para hacer frente a esta terrible secta Onofre iniciará un viaje espiritual que lo transformará.

Ilustración de Eliudrae

                ¿Qué tiene para mí de especial el siglo XIV para ambientar una novela en esta época y no en otra? Bien, antes de nada conviene decir que esta novela no existiría sin el magnífico juego de rol «demoniaco y medieval» y decano de los juegos de rol españoles: Aquelarre. Fue cuando descubrí Aquelarre y sobre todo después de jugar y masterearlo cuando sentí que tenía que escribir una novela con ese trasfondo. El trasfondo de la España bajomedieval pero con todas las leyendas y criaturas del folclore hispánico siendo parte del mismo. Una novela que fuese oscura pero «de aquí», como fue la intención del propio Ricard Ibáñez cuando diseñó el juego. No obstante, para escribir una novela no hace falta solo tener la ambientación (el worldbuilding como se suele decir, pues aunque se trate del mundo real, tienes que tener «mapear» las ciudades y emplazamientos tal como eran esa época y adaptarte al mapa político del siglo XIV, lo cual no resulta sencillo a veces). También es necesario tener una historia que contar. Eso es lo más importante, de hecho. Una vez que sabes qué es lo que quieres decir, el trasfondo es simplemente un recurso literario para decirlo.

                El siglo XIV es una de esas épocas de crisis de la historia de Europa y de España en particular. Las épocas de crisis, para vivirlas, sin duda son desalentadoras. Pero son fascinantes desde el punto de vista histórico. Recuerdo a Félix García Mora en la facultad (uno de los mejores profesores que he tenido nunca, dicho sea de paso) que siempre nos decía que lo más interesante de la Historia de Egipto eran los Periodos Intermedios, que son precisamente esas épocas excepcionales en las que la monarquía egipcia se tambaleaba y sucedían cosas que se salían de lo esperado. Lo mismo se puede aplicar casi a cualquier civilización. Así pues, tenemos la crisis del siglo III en el Imperio romano, el siglo V con su definitiva caída, el siglo VI con la peste justinianea, las guerras entre los reinos germánicos, la erupción volcánica que generó una miniglaciación… la crisis del siglo VIII en la monarquía gótica en España, que supuso su caída, la crisis del siglo XVII (especialmente notable en el año 1640 en la Monarquía Hispánica, cuando casi colapsa)… son esas épocas de «oscuridad» las que más me interesan siempre. No son las más populares, claro. En Europa parece que todo tiene que resumirse a la Grecia y Roma clásicas y sus sucesivos revivals (Renacimiento, Ilustración…). Pues bien, el siglo XIV es una de esas épocas «oscuras».

                El siglo XIV y está marcado sobre todo por el año 1348, el de la Peste Negra, que sucedió al 1347, origen de una gran crisis bancaria, la que podríamos considerar la primera gran crisis financiera de Europa. A esto se sumó el final del llamado «óptimo climático medieval», que provocó el enfriamiento de las temperaturas, que se arruinaran cosechas… una tormenta perfecta que derivó en guerras, revueltas sociales, persecuciones religiosas, herejías… y finalmente el hundimiento de las instituciones que habían sostenido la cristiandad durante siglos: el Papado y el Imperio. Este clima de violencia, miedo y fanatismo, daría como resultado en el siglo XV el establecimiento de las monarquías autoritarias.

                En el caso de España, es la época de las luchas entre los nobles y la Corona en Castilla, con la guerra civil entre Pedro I «el Cruel» y Enrique II «el de las Mercedes» (o «el Justiciero» y «el Bastardo» respectivamente, según se posicione uno en un bando u otro de aquella contienda). En el contexto general de Europa, es la época de la Guerra de los Cien Años, en la que España y en especial Castilla tomaría parte y a su vez, tanto Francia como Inglaterra, tomarían parte en los conflictos internos de los reinos españoles tratando de arrimar el ascua a su sardina. Es la época de las grandes persecuciones a los judíos, en especial la de 1391. La época en la que Portugal se consolida como reino independiente con la batalla de Aljubarrota en 1385. El siglo en el que dos dinastías «bastardas» se entronizan en Castilla y Portugal: la Casa de Trastámara y la Casa de Avís. El siglo de la definitiva victoria contra nazaríes y benimerines en Salado (1340) que le dio el dominio definitivo del estrecho de Gibraltar a Castilla y significó prácticamente el final de la Reconquista. También es la época del desarrollo de las ciudades y del comercio en el Mediterráneo, con el auge de la Corona de Aragón como potencia marítima y mercantil. El máximo apogeo del arte gótico, de la monarquía y del humanismo. El inicio del Renacimiento en Italia y la proliferación literaria en toda Europa, también en España, con obras como El Conde Lucanor o El Libro del Buen Amor. El siglo en el que proliferaron herejías, en el que fue proscrita la Orden del Temple (1314) y en el que el Papado se estableció en Aviñón mientras los turcos cercaban Constantinopla y el viejo Imperio romano oriental entraba en fase terminal.                

Sin lugar a dudas una época de transición entre dos eras. La Baja Edad Media atisba ya la Modernidad, pero todavía recoge la manera de ver el mundo tradicional. El viejo paganismo está aflorando por entre las grietas del orden cristiano, pero en ocasiones distorsionado. La síntesis de la Antigüedad pagana y los valores cristianos será el humanismo cristiano. Pero en este momento, simplemente hay crisis y todo se desmorona. Afloran las sectas demoniacas, las brujas y el odio contra la Iglesia entre las capas populares en medio de hambrunas, abusos de los nobles y enfermedades. Es por todo ello que el siglo XIV me pareció el marco temporal ideal para escribir mi primera novela. Espero que resulte de vuestro agrado y que, además de su propósito principal de entretener y de transmitir un mensaje, sirva también para divulgar esta época tan interesante para su estudio histórico.

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